Por fin ha llovido, el otoño llama a la puerta.
Y probablemente en nuestra comarca es la estación más bella. El campo se llena de colores dorados y granates en una mezcla exuberante que de un rápido vistazo demuestra la variedad y calidad de la vegetación.
En los montes comienza la berrea y las rapaces buscan refugio para vivir el próximo invierno.
Los enólogos miman los procesos de los nuevos vinos y las bodegas observan anhelantes el resultado de todo un año de cuidados.
¡Y los olores!, ummm, ¿A qué huele nuestra comarca? ¿A qué sabe? ¿A qué memorias sensoriales nos acerca? Podemos buscar en nuestra enoteca y mostrártelo, porque ese es el poder de la garnacha de Gredos, el fruto de una planta humilde y resistente que extrae la fuerza de los minerales de su tierra. Madurada con los calores diurnos del verano y el frescor nocturno de los aires de las estribaciones de Gredos.
Vinos buscados por los amantes de la cultura enológica por sus peculiaridades especiales y nos atrevemos a decir que únicas: Intensos aromas, percepciones gustativas equilibradas, persistencia prolongada en boca y el retrogusto tan particular de la garnacha, “la uva del amor”.
Difícilmente podemos describir con palabras las sensaciones finales que provocan las referencias que seleccionamos. Pequeñas bodegas que trabajan con ética y pundonor, sin artificios. Mostrando la personalidad de su terruño, con eso es más que suficiente.
Y porque varía mucho el resultado dependiendo de la bodega y de la propia referencia elegida. Es decir, depende de la intención que busquemos elegiremos un vino u otro. Permítenos guiarte, no te arrepentirás.
En general y siempre a demanda del cliente, en las catas ofrecemos tres vinos de las denominaciones de origen que por sus características bioclimáticas y cercanía geográfica cultivan las plantas que trajeron los monjes benedictinos del monasterio Santa María La Real de Valdeiglesias en el siglo XI a nuestro territorio: D.O.P. Cebreros (Ávila), D.O. Méntrida (Toledo) y subzona de San Martín de la D.O. Vinos de Madrid. Y solemos empezar con un blanco de “albillo real” subvariedad del albillo exclusiva de nuestro territorio, tan frágil y delicada como su propio nombre indica.
En un entorno medioambientalmente protegido por la singularidad de su fauna y flora por la Comunidad Europea, realizamos las catas junto con la visita a los espacios patrimoniales más emblemáticos de nuestro territorio, en el corazón de la península Ibérica. Por ejemplo:
- Los Toros de Guisando, monumento celta del siglo IV antes de Cristo.
- El propio monasterio de Santa María La Real de Valdeiglesias, cuyos orígenes se remontan a la época visigoda a principios del siglo VIII.
- El castillo de La Coracera, construido por Álvaro de Luna, condestable del rey Juan II de Castilla en el siglo XV.
- El monasterio de San Jerónimo de Guisando, del siglo XIV.
Permítenos ofrendarte el latido de nuestra tierra.